Luis Lara, un ingeniero de petróleo con una sólida trayectoria de más de dos décadas, se ha convertido en una pieza fundamental para SDO. Con una carrera que comenzó en el año 2003 en el campo Melones de Ayacucho, Luis se ha forjado un camino profesional marcado por la pasión y la dedicación. Su fascinación por la industria no es reciente; nació en su adolescencia. Estando en primer año de bachillerato, una excursión a un parque industrial lo cautivó. Allí, vio cómo la naturaleza generaba un producto como el petróleo que, al transformarse, se convertía en una fuente de innumerables usos para la sociedad. Ese día, supo lo que quería ser.
Desde sus inicios en el área de operaciones de producción, ascendió hasta convertirse en Superintendente, adquiriendo una amplia experiencia en el manejo del crudo. Su paso por los campos de San Tomé le permitió conocer de cerca la complejidad de la industria, trabajando con segregaciones de crudo liviano, mediano y pesado. Su visión se amplió cuando en 2010 se unió a lo que hoy se conoce como Petrolera Roraima. Allí exploró el mundo del desarrollo de yacimientos, una faceta que, según él, se convirtió en su favorita. En este rol, Luis encontró el «mapa del tesoro», un camino trazado para optimizar tiempo e inversión en cada proyecto.
Después de trabajar como asesor independiente, Luis se unió a SDO en octubre de 2023. Su llegada coincidió con un proyecto de gran envergadura para dimensionar el potencial de nuestros campos petroleros en los Bloque Junín, al que le guarda mucho cariño, y conoce a detalle. Este proyecto, con su guía, logró resultados tan exitosos que sirvieron como base para la digitalización de futuros planes.
A pesar de las dificultades que ha enfrentado la industria petrolera, Luis ve en SDO un equipo «fuerte, profesional y dedicado» que no tiene nada que envidiar a las grandes empresas internacionales. Para él, SDO es el «brazo ejecutor y el músculo» más fuerte que impulsa la recuperación y el crecimiento de los campos petroleros del país, una tarea de la que se siente orgulloso de formar parte.
Luis se visualiza a sí mismo como un «arquitecto» del yacimiento, un rol que le permite diseñar y planificar, junto con un valioso equipo, la explotación de un campo desde su base. Su apego a estos campos petroleros es tal que lo considera una parte esencial de su trayectoria profesional, y le brillan los ojos cuando recuerda todo lo que allí ha vivido y aprendido.
Aunque su trabajo le demanda mucho tiempo, Luis valora el equilibrio entre su vida profesional y personal. Como un «ingeniero, tío, esposo, hijo, hermano y papá», dedica todo su tiempo libre a su esposa e hijos, “mi familia lo es todo, es mi paz, y mi cable a tierra, mi fuerza para seguir adelante”.
Luis expresa un profundo agradecimiento a SDO por haberle brindado una nueva perspectiva de su carrera, permitiéndole evolucionar y especializarse en áreas que antes no conocía, como la contratación y la procura. Su experiencia previa en el sector público le da una ventaja única: la capacidad de anticiparse a posibles obstáculos y convertirlos en oportunidades.
A sus compañeros les agradece su «camaradería y receptividad» y los anima a seguir trabajando con el mismo compromiso, ya que su labor representa su aporte al futuro de todos.
